Entradas

Mostrando entradas de agosto, 2012

Las visiones chinas de Xul

Imagen
El I Ching, el antiguo libro de sabiduría chino –que es algo más que un oráculo– causó un impacto específico, ahora lo sabemos, en nuestro Xul Solar. La forma en que entró en sus sueños es bastante particular, pero nada delirante, al fin y al cabo. Esto se puede ver gracias a la edición de sus San Signos , unos cuadernos que escribió en una lengua de su invención, el neocriollo, pasados a máquina en cierto momento con vistas a la edición pero que vienen a la luz, traducidos al castellano corriente, recién ahora. El libro editado por El Hilo de Ariadna, que hace un tiempo reveló para nosotros El libro rojo de Carl Jung, se presenta dentro de un cartapacio atado con un tiento y su lomo tiene las costuras a la vista, en un remedo de aquellos “raros infolios de los sabios olvidados” mencionados por Edgar Poe en “El cuervo”. Sobre el lomo crudo se ven algunos de los dibujos del I Ching. Contiene preciosas reproducciones de los cuadernos originales y de pinturas de Xul relacionadas.

El dolor liberado

Imagen
En 1939, Bob Kane, quien había iniciado su carrera en una escuela de dibujo del Bronx, en Nueva York, trabajaba en la DC Comics. La editorial había lanzado, hacía unos meses, al personaje que se convertiría en el superhéroe por antonomasia: Superman. Kane recibió de su editor, Vincent Sullivan, el encargo de pensar en un nuevo superhéroe. Nos informan las reseñas de la vida de Kane que, desde el año anterior, los creadores de Superman (Jerry Siegel y Joe Shuster) estaban ganando 800 dólares semanales, siendo que el salario de un dibujante de fragua era de 35 a 40 dólares. Kane no podía perder esa oportunidad. Y comenzó a hacer bocetos. El relato que Kane haría del nacimiento de Batman indica que puso al asador toda la carne de la que disponía. Tal vez no era mucha, pero era suficiente y sustanciosa. Sus vivencias personales estaban ya en el camino de los héroes populares, así que no tenía inconvenientes en ese sentido. Era devoto de La marca del Zorro , la película de Douglas Fair

Treinta años después

Imagen
Hace más de 30 años, el poeta Francisco Urondo publicó el ensayo titulado Veinte años de poesía argentina , aunque en realidad abarcaba cuatro décadas. Dos cosas recuerdo especialmente de ese trabajo no académico: la honestidad intelectual y el criterio histórico-político que lo guiaba. El hecho de que fuera poco más que un epítome de una época tan extensa, rica y agitada, no impedía que el libro fuese preciso, agudo y convincentemente descriptivo. No comparto ya la idea de Urondo acerca de la tensión básica que configuró ese período, entre los años 20 y los años 60; no suscribo la idea de un antagonismo entre poesía oficialista y antioficialista, vanguardias y tradición, e identificación de la vanguardia literaria con la vanguardia política antiimperialista. Todo esto merece una especial discusión. Lo que quiero destacar es que si algo debemos a los 60, es la aproximación histórico-social al fenómeno de la literatura; una aproximación de tal naturaleza podría parecer limitada y es,