El Sacrificio según Beatriz




¿Por qué dice Dante, por boca de Beatriz, en el Canto VII del Paraíso que no hubo ni habrá entre el primero y el último día del hombre "tan alto y tan magnífico proceso" como el sacrificio de Cristo?

Es cierto que lo explica muy concisamente en el terceto siguiente, pero lo hace más bien desde la perspectiva de Dios:

más grande fue Dios al darse él mismo
para hacer capaz al hombre de elevarse,
que si sólo lo hubiese perdonado


Resta ver por qué ha sido grande ese suceso desde la perspectiva humana.

El antropólogo católico René Girard hizo una explicación del complejo y revolucionario significado del Sacrificio en sus diálogos con Gianni Vattimo (¿Verdad o fe débil?, Paidós, 2011, traducción de Rosa Rius Gatell).

Para Girard, el Sacrificio puso en evidencia la estructura del mito antiguo y se constituyó en "mito fundante". Sacrificar significa, recuerda, hacer sagrado.

El mito antiguo consistía en la famosa ejecución de lo que hasta hoy llamamos "chivo expiatorio", que era entregado a la divinidad y en el mismo acto se sacralizaba. Sabemos que el sacrificio de animales y de personas existía desde el origen de la especie. El Antiguo Testamento lidiaba aún con los seguidores de Baal, que exigía sacrificios humanos. El pueblo judío sacrificaba corderos, como los griegos antiguos sacrificaban bueyes, pero si corderos y bueyes eran parte de la heredad de cada uno y representaban mejor el grado de civilización alcanzado, también lo que se ponía en ellos importaba- no dejaban de ser inocentes de la culpa, el arrepentimiento o el deseo de quienes los sacrificaban-. El sacrificio representaba siempre un tipo de catarsis que llamamos expiación.

Lo que hace el cristianismo es invertir completamente esa perspectiva, dice Girard:

"El mito de las religiones naturales escenifica una farsa en la que las multitudes dominadas por el paroxismo mimético creen, permaneciendo 'ignorantes', porque, como explica el Evangelio, 'no saben los que hacen'. Desde el punto de vista sociológico y antropológico, el cristianismo niega ese orden y esta interpretación míticos, ya que relata la misma escena desde la óptica de la víctima, que siempre es inocente. El cristianismo destruye, por lo tanto, aquel tipo de religión que une y alía a las personas contra las víctimas arbitrarias, como han hecho siempre las religiones naturales, a excepción de las religiones bíblicas".

Y más adelante:

"A partir de ahora ya no podemos aparentar que no sabemos que el orden social está construido sobre la piel de víctimas inocentes. El cristianismo nos priva de aquel mecanismo que fundamentaba el orden social y religioso arcaico y nos introduce en una nueva fase en la historia del hombre. Una fase que legítimamente podemos llamar 'moderna'".

Si esto es cierto, no abarca sino una parte del asunto, a mi entender.

La vía elegida por Dios -y si usted es ateo atribuya esta elección al autor de los Evangelios- se vuelve paradojal cuando decide que Él será la propia víctima.

Cristo siente en la cruz que Dios lo dejó solo. El desgarrante “Padre, ¿por qué me has abandonado?” no es, sin embargo, una simple expresión de su sentimiento de desamparo (y también lo es). Por un instante, el instante de la muerte, Dios ha abandonado a Cristo porque el Hijo debe realmente morir. Dios ha puesto al hombre frente al hombre. El que muere en la cruz no es ni puede ser Dios. Dios no podría ser sacrificado como tal porque es el destinatario de todos los sacrificios y el depositario de todo lo sagrado. La fisura en la Santísima Trinidad solo en apariencia es una contradicción. Es una paradoja, sagrada y de enormes repercusiones en el pensamiento humano.

Al revelar el carácter de la ley mosaica, al escenificar el quinto mandamiento, el cristianismo o el evangelista (si usted es ateo) lograron materializar la evidencia de la ley, su carácter, y el libre albedrío. El hombre se debe hacer responsable, y debe hacerlo ante el hombre mismo. La Ley lo perseguirá si mata al inocente. La reconciliación con Dios viene del hecho de que la segunda parte del mito del Sacrificio es la Resurrección, que revela el carácter divino de Cristo. La esencia divina del ser humano vuelve a encontrar su lugar en la Trinidad. Hombres y mujeres, Dios y el Espíritu son uno y lo mismo. Y es este el significado de la eucaristía, porque en la muerte de Cristo se sacrificó el hombre, el cuerpo, no a Dios. Pero el soma recupera en este acto su ser sagrado y es por esto que volverá en el Juicio.


E quinci puoi argomentare ancora
vostra resurrezion, se tu ripensi
come l'umana carne fessi allora
che li primi parenti intrambo fensi".
-Paraíso VII

[Así que puedes todavía argumentar
la resurrección de ustedes si piensas
que la humana carne fue hecha entonces,
cuando se hizo a los primeros padres".]

El mayor de los mitos cristianos, devenido símbolo, es en occidente si no el mayor uno de los mayores sucesos de la conciencia humana, tiene razón en esto Beatriz, sea religiosa o no la perspectiva. El extraordinario extrañamiento es, en cualquiera de los dos casos, una creación que renovó la ley encarnándola, dio vuelta la moral y engrandeció a la humanidad. En el momento del Eloí, Eloí, lamá sabactani, aquel grito en arameo, el Hijo estaba solo y también los hombres y las mujeres ante él. Allí pudieron ver que, en efecto, el Sacrificio era su obra.

© Jorge Aulicino

Imagen: Pietà, Miguel Ángel, Basílica de San Pedro, Vaticano

Comentarios

Entradas populares de este blog

Si esta es la hora, no está por venir

Rembrandt, el oscuro

“Yo nací un día que Dios estuvo enfermo”: Cómo César Vallejo se volvió uno de los mayores poetas latinoamericanos